Brasil ha mostrado un gran cambio en la forma de acceder a Internet debido al declive del uso de las computadoras y el aumento de los teléfonos inteligentes para acciones particulares como mensajear y comprar.
Este entorno es más complicado para el usuario promedio, a quien se le puede dificultar reconocer una aplicación falsa. Una investigación hecha en 2018 por Opinion Box y Mobile Time identificó que el 54 % de los usuarios que cuentan con internet en sus teléfonos han realizado compras por medio de las aplicaciones. Esto es conocido como «compras dentro de la aplicación». Es decir, más de la mitad de los usuarios se sienten cómodos al compartir datos sensibles dentro de las aplicaciones. En esas operaciones se comparte información personal como datos de contacto, CPF (Catastro de Personas Físicas, por sus siglas en portugués) y datos de la tarjeta de crédito.
Esto se vuelve un problema cuando la aplicación no es original. En distintos sitios de internet se distribuyen copias de estas y las hacen pasar como oficiales con el fin de engañar al consumidor. De acuerdo con el informe de Opinion Box, de las 20 aplicaciones más populares en la pantalla inicial de los celulares brasileños, 10 pueden solicitar o almacenar información de la tarjeta y/o información personal. Además, de las cuatro aplicaciones con mayor crecimiento, tres ofrecen algun tipo de servicio financiero, lo que evidencia un cambio en el comportamiento del brasileño y que provoca una preocupación cada vez mayor.
Las aplicaciones falsas no solo se encuentran en Google Play o en la Apple Store. Existen sitios que ponen a disposición las aplicaciones falsas para descargar con el fin de monetizar con publicidad, esparcir phishing y malware y recolectar datos personales y bancarios para venderlos a estafadores.
Al analizar el número de ataques digitales que se realizaron con éxito, podemos confirmar que el usuario promedio no está bien preparado para hacer frente a estos problemas. En 2018, un informe de Google estimó que el 96 % del tráfico no encriptado es proveniente de dispositivos móviles. Esto puede significar que una gran parte de los accesos son desde celulares más viejos, los cuales ya no reciben actualizaciones de software. Conforme los sistemas operativos evolucionan, los aparatos más viejos dejan de recibir actualizaciones por parte de los desarrolladores, por lo que se vuelve esencial los cuidados del usuario para cerrar esa brecha de seguridad.
Es importante prestar atención a la información del desarrollador para identificar una aplicación falsa. Un ejemplo de ingeniería social usada por los estafadores para engañar a los usuarios es el uso de nombres inventados para dar métricas falsas, como «1.000.000.000 de instalaciones» o «100 millones descargas». Ese tipo de nombres hacen que el usuario crea que es el número de descargas de la aplicación.
El estudio muestra que ocho de cada diez usuarios brasileños ya evaluaron las aplicaciones en las tiendas, lo que demuestra que brindar una buena experiencia para el usuario es esencial para la construcción de una presencia digital respetable. Muchos usuarios que han sido engañados por fraudes buscan respuesta de la empresa que las distribuye, expresando su frustración en las evaluaciones de la aplicación y/o en redes sociales. Esos ruidos negativos pueden alejar a clientes potenciales para la marca, por eso el monitoreo de las redes es muy importante.
Las aplicaciones falsas son un problema muy importante, ya que su uso genera daños a la percepción del valor del consumidor de las marcas afectadas. Es por ello por lo que la gestión de derechos digitales se ha vuelto una herramienta poderosa de marketing, donde se conserva la presencia en línea y los puntos de contacto de la marca, para así evitar que los usuarios tengan experiencias negativas y las lleven a cabo en el mundo digital.
Fuentes:
Panorama Mobile Time/Opinion Box – Uso de apps no Brasil - junio de 2018
Google – Transparency Report/Encriptado HTTPS en la Web - 2018